El Comité del Día Mundial de Oración (DMO) en Cuba agradece los cuidados de Dios en medio de este tiempo de crisis sanitaria mundial, y los aprendizajes que de ello hemos podido extraer; volver a lo esencial de la vida, nuevas formas de relacionarnos, valorar la convivencia en familia, autocuidarnos para poder cuidar, alimentar nuestra espiritualidad y ser más solidarias, entre otras muchas enseñanzas. Agradecemos la vida de las personas que coordinan y apoyan el movimiento del DMO a nivel internacional y en cada país, y que con su labor nos ayudan a mantenernos unidas, informadas, orando y actuando. Especialmente agradecidas por la solidaridad de nuestras hermanas, el afecto expresado en mensajes, oraciones y espacios virtuales compartidos. En este sentido, damos gracias a Dios porque los avances tecnológicos nos permiten comunicarnos con mayor inmediatez, celebrar juntas desde la distancia, ver nuestros rostros, intercambiar información y palabras de ánimo. Y porque a pesar de la distancia física, nos sentimos más unidas. Nuestro corazón se encuentra agradecido porque en medio de un contexto global de enfermedad, crisis e incertidumbres, la gracia de Dios y su Palabra, nos dan continuas señales de vida y amor fraternal, para vivir confiadas en nuestro día a día, y mirar con esperanza el futuro. Los desafíosPreparar las actividades del DMO en contexto de pandemia fue muy desafiante. Las iglesias no se estaban reuniendo por causa del Covid 19, y sólo en algunos lugares podían hacerse, con sumo cuidado y cumplimiento de protocolos sanitarios, pequeñas reuniones. Hicimos la distribución habitual de los materiales con la esperanza de que grupos pequeños pudieran usarlos, pero mayormente nos proyectamos hacia lo virtual específicamente para WhatsApp y Facebook que son las redes sociales más asequibles para nuestro contexto, donde el acceso a Internet es relativamente costoso y la conexión inestable. No obstante, la participación en la celebración virtual del grupo de WhatsApp, tuvo muy buena acogida y superó las expectativas del equipo. De modo que las actividades fueron preparadas en medio de la incertidumbre de no saber qué acontecería al día siguiente, pero con la certeza del Dios que escucharía nuestras oraciones en tiempo presente y con visión de futuro. Damos gracias a Dios también porque pequeños grupos de hermanos y hermanas en otras provincias de Cuba donde la Covid19 aún no se había propagado con fuerza, pudieron hacer pequeñas celebraciones presenciales. Varias denominaciones y organizaciones ecuménicas tomaron parte en las actividades. El entorno de la pandemia afectó la participación de los niños/as, quienes se encontraban en aislamiento en sus casas durante la cuarentena, ya que fue limitada la presencia de menores de edad en espacios públicos. En el caso concreto de Cuba, la tendencia es que los niños/as no poseen dispositivos móviles para conectarse a Internet, de modo que, aunque compartimos los materiales del culto infantil con las iglesias, y seguramente fueron empleados en las casas, no tenemos ninguna constancia de cultos infantiles propiamente. El grupo de WhatsApp creado permanece activo para compartir oraciones diarias, con unos 100 miembros habituales y nuevas personas que se suman paulatinamente. Consideramos como un aporte/logro el que podamos compartir oraciones diarias, las cuales son un canal de acompañamiento, ánimo y esperanza para personas enfermas y sus familiares. Poder convocar a mujeres de todas las generaciones y de todas las provincias del país, para el culto virtual, nos dio una bonita perspectiva del diálogo intergeneracional, de la diversidad de dones y afinidades que poseen, y sobre la manera en que podemos construir juntas, intercambiando saberes, habilidades y motivos de oración. Acciones de apoyo a las mujeres y comunidadesAgradecemos a Dios que en Cuba podemos contar con acceso igualitario a la educación, en todos los niveles, y que, en el caso de las mujeres, son mayoría en las estadísticas de los estudios universitarios. Podemos notar que existe un especial interés en la atención a la infancia y existen proyectos para apoyar a este sector de la población. Por ejemplo, actualmente la FAO (Food and Agriculture Organization) se encuentra desarrollando un programa para apoyar la desnutrición infantil, beneficiando a embarazadas e infantes. No obstante, surgen nuevos desafíos. En la pandemia, muchas mujeres han quedado desempleadas (sector turismo, sector privado, artistas, etc.). Incluso para aquellas que se mantienen laborando, el teletrabajo supone un reto tecnológico y de distribución de los tiempos en casa. En Cuba existe una tendencia de que las mujeres sean las principales cuidadoras de enfermos y ancianos en el hogar. Por otro lado, la crisis económica ha provocado un notable desabastecimiento de alimentos, medicamentos y otros productos básicos, por lo que se generan largas filas en los establecimientos, donde se percibe una mayor presencia de mujeres, quienes tienen un rol importante en la gestión de trámites relativos al hogar y en la tarea de buscar los alimentos. Coincidentemente, en el reporte diario de casos positivos al Covid 19, el mayor número de casos positivos es de mujeres. Cabe mencionar, que la presencia de los menores en casa también supone para la mujer la responsabilidad de acompañar el proceso educativo de los hijos/as, quienes asisten a clases televisadas durante la cuarentena. Estos factores, unidos al contexto de crisis económica y sanitaria, colocan en riesgo la salud física y mental de las mujeres. Para este caso, nuestro Comité desarrolla un proyecto de incidencia en la salud mental de las comunidades, desde el abordaje de la No Violencia, y la creación de recursos de resiliencia a través de las artes expresivas. El DMO Cuba mantiene una estrecha colaboración con el Programa de Mujer y Género del Consejo de Iglesias de Cuba, en sus acciones formativas de empoderamiento de las líderes eclesiales. Para el acompañamiento diario, diseñamos recursos litúrgicos como oraciones, cantos, y otras herramientas formativas que sirvan a implementar una estrategia de autocuidado, redes de apoyo, y solidaridad femenina. Apoyamos en redes mediante las cuales intercambiamos motivos de oración y peticiones de medicamentos para intentar localizarlos y movilizar la solidaridad. También, en nuestras actividades y talleres, priorizamos emplear como facilitadoras a mujeres necesitadas, mujeres jóvenes o profesionales desempleadas, de modo que puedan percibir alguna bonificación temporal por su colaboración. Son pequeñas acciones, a veces de carácter temporal, pero mediante las cuales hemos podido acompañarnos mutuamente. El mensaje hoyDesde finales del año pasado y especialmente en este 2021 han acontecido muchos procesos (económicos, sociales, políticos, eclesiales, etc.) que, acompañados de la pandemia, han venido a agudizar la crisis mundial de la que no estamos exentos, y así a desplazarnos de nuestros habituales cimientos, zonas de confort o seguridades. Desde esta visión, el programa de Vanuatu desafía fuertemente a la Iglesia Cubana a fortalecer sus cimientos en la base firme, que es Dios y a buscar nuevas formas de apoyarnos mutuamente, aportando nuestros dones al servicio del reino, y en favor de los más necesitados. Ser sabio, en el contexto de nuestro país implica, sobre todo, ser creativos y resilientes. La creatividad ante un panorama de crisis económica, sedimentado por el bloqueo y ahora agravado por la pandemia, ha supuesto para cubanos y cubanas, la búsqueda de soluciones concretas, prácticas y cotidianas. La resiliencia ha permitido adaptarse a situaciones de carencia, desde una economía de la solidaridad, un crecerse ante las dificultades, y mayormente, confiar en que Dios nos sostendrá sobre una base firme. La sabiduría debe ir acompañada de la formación, pensando en las nuevas generaciones, que son el presente de la sociedad, y en este caso, también de la Iglesia, los cuales muchas veces carecen de herramientas necesarias para emprender sus sueños y, sobre todo, de valores sólidos. Ser sabios, en esta hora de nuestra realidad, implicará también apoyar a personas vulnerables, con pocos recursos espirituales y materiales, y especialmente a los adultos mayores, que son mayoría en nuestra población. La sabiduría para este tiempo implica enarbolar un discurso de no violencia, de diálogo intergeneracional, de acompañamiento pastoral y de inclusión. Cuba es una isla donde también los ciclones afectan la vida cotidiana durante una época del año. Desde esa perspectiva insular, conectamos muy bien con los sentimientos expresados por la obra de arte de la artista de Vanuatu, y la inspiración del tema. Construir sobre una base firme, en tiempos de profunda inestabilidad, fue un aliciente emocional y espiritual para las mujeres cristianas vinculadas al movimiento. Ha generado, entre otras cosas, el desafío de seguirnos uniendo, animarnos mutuamente en la fe, y obrar juntas creando alianzas de trabajo y saberes compartidos. La metáfora de la base firme, como contenido principal de la celebración, nos ha inspirado a estar más unidas como equipo DMO nacional, reconociendo la solidez de nuestro movimiento, en Cuba, gracias a la misericordia de Dios y la labor de muchas cristianas de nuestro país. - Ruth Mariet Trueba Castro, DMO Cuba
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